“Nací en Turín (Italia), pero mis padres son calabreses. Ambos llegaron al norte de Italia en busca de trabajo a finales de los años 70, como muchos otros, ya que al sur no se encontraba gran cosa. Mi madre enfermera y mi padre obrero han tenido que hacer muchos sacrificios para sacar adelante a mi hermana y a mí. Hasta que cumplí los 10 años vivíamos en un piso pequeñísimo con una sola habitación para los cuatro. Pero mis padres fueron capaces de mandar a mi y a mi hermana a la universidad, yo ingeniero y ella arquitecto. Hasta el último año del Politecnico, mi vida trascurría con normalidad. Hice el bachillerato científico, era un poco ‘pringado’ en el instituto: no tenía mucho éxito ni en el deporte ni con las chicas. Pero supe destacar en los estudios, tuve mi momento de gloria en las olimpiadas de física y matemáticas (algo que como podéis imaginar no tiene un gran efecto en las chicas). Siempre he tenido pasión por el PC, desde cuando mi padre me compró el Commodore 64. Por aquel entonces tenía más o menos 5 años. Desde ese día he pasado mucho tiempo al ordenador, tanto jugando como explorando las múltiples posibilidades que ofrecía. Y así, al terminar el instituto, me inscribí en Ingeniería Informática, al Politecnico de Turín”.

Silvio Valenti  Zúrich

¿Cómo has llegado a Zurich?

Después del Politécnico, a principios del 2008, quería continuar con el doctorado. Si me hubiese quedado en Italia hubiera tenido que esperar un año para las sucesivas oposiciones y objetivamente no hay muchas perspectivas de futuro para un investigador en Italia. La idea era irme a los EEUU, por el prestigio del título que había obtenido y por las consiguientes prospectivas de trabajo. Por tanto, junto con Paolo, con quién había hecho la tesis de la carrera, hicimos todos los papeles y test necesarios y echamos las solicitudes en 4 universidades americanas. También en aquel caso se hablaba de esperar hasta el otoño de 2009.  Pasaba el tiempo y no llegaban noticias. Mientras tanto, nuestro tutor de la tesis tenía contacto con un joven profesor en París, Dario Rossi, que había estudiado también en el “Poli” y necesitaba colaboradores para sus investigaciones. Así Paolo y yo pusimos rumbo a París por 6 meses como “ingenieros de investigación”. Las respuestas de las universidades fueron todas negativas, por lo que decidimos quedarnos en Paris haciendo el doctorado con Dario, elección casual que se convirtió en acertada, tanto por los intensos años que viviría en ‘la Villa Lumiere’, como por las puertas que se me abrirían. Durante el doctorado tuve la posibilidad de hacer unas prácticas para Google en Zurich (Suiza), que es un poco el sueño de un licenciado en ingeniería informática. Superé las entrevistas telefónicas y en el verano de 2010 pasé 4 meses en Zurich, trabajando para Google. Al final de las prácticas me propuse hacer las entrevistas para tener una posición fija y la conseguí. Fue entonces cuando volví un año a París para terminar el doctorado, que discutí en septiembre de 2011, y dos meses después, en noviembre, empecé a trabajar a jornada completa en Google como Site reliability engineer. Así, desde hace un año vivo en Zurich.

¿Te ha costado adaptarte a vivir fuera del ‘nido’?

Se sabe que a nosotros italianos se nos acusa de ser ‘mammoni’, que nos quedamos en el nido familiar hasta tarde, somos demasiado perezosos para irnos a vivir solos y crear nuestra propia independencia. Yo salí de mi casa a los 25 años, que es relativamente tarde, pero desde aquel momento he sido autosuficiente económicamente y me he construido mi vida. Cierto es, que estar en casa con mamá es muy cómodo, pero por otra parte ahora soy consciente que la independencia, el poder hacer todo aquello que te apetece, sin tener que pedir permiso o dinero a alguien, vale el esfuerzo de la rutina de hacer la colada, cocinar o lavar el baño de vez en cuando. Viajar es también algo fabuloso. Con el doctorado he tenido la posibilidad de visitar distintos paises, Francia y Suiza obviamente, Alemania, Brasil, Estados Unidos, Turquía. Han sido todas experiencias excepcionales que abren los ojos a diversas culturas y modos de vivir, en ocasiones radicalmente opuestas a la tuya, pero que te enseñan que son entre otras cosas, dignas de respeto como la de uno mismo. En particular, vivir fuera es una experiencia que todos deberían hacer en este mundo lleno de prejuicios hacia los inmigrantes. Si todos supieran que quiere decir encontrarse en un país distinto al tuyo, dónde comprendes solo una pequeña parte de aquello que la gente te dice y dónde no se conoce a casi nadie, pienso que muchas políticas sobre inmigración e integración serían radicalmente distintas.

¿Cómo se presenta Zurich a los ojos del turísta?

Turisticamente hablando, Zurich es una bonita ciudad. Naturalmente estamos hablando de 300.000 habitantes, por tanto no una metropolis, pero es su dimensión a medida humana lo que la hace gustosamente habitable y apreciada también por el turísta. El centro histórico, que se extiende hacia un lado del rio que sale del lago, es un laberinto, con edificios de tipo medieval, dónde por la noche tantos restaurantes y locales se llenan de jóvenes y de vida. A la otra orilla del rio, se encuentra aún alguna casa medieval y a continuación no podía faltar la calle comercial con tiendas y boutiques en las que los precios no son para los débiles de corazón. Al final de la via se encuentra el lago, dónde el agua es cristalina, y en verano, en los escasos días de sol, es usual darse un chapuzón: las zonas verdes y recreos de arena se llenan de jóvenes, familias y barbacoas. Detrás de la estación central, encontramos Langstrasse, repleta de bares y clubes, centro de la nocturna vida ciudadana, aunque algunos locales no son muy recomendables que digamos. Siguiendo hacia el oeste y rodeando el rio, se llega a Zurich West, ex zona industrial recientemente renovada: debajo del Hardbrucke, muchos locales nuevos, bares, restaurantes, salas de conciertos. En los restantes barrios de la ciudad hay distintas zonas residenciales, menos animadas.

Vista la situación económica actual, Suiza y en particular Zurich se han convertido en la meta de muchos inmigrantes, sobre todo licenciados y jóvenes profesionales. Esta es la razón de porque en la ciudad la comunidad internacional es muy abundante. El hecho de que mucha riqueza se concentre aquí obviamente atrae a muchos artístas, visto que la gente no tiene demasiados problemas para gastar el dinero en entradas si el espectáculo merece la pena. Tampoco faltan ocasiones para conciertos y espectáculos: la opera de Zurich es muy conocida en todo el mundo, muchos artístas de jazz y bandas internacionales vienen gustosamente a tocar aquí. Tampoco podemos olvidar la Street Parade: un día de locura en agosto, dónde alrededor de un millón de personas colapsan la ciudad, bailando al ritmo de la musica electrónica. Un evento dónde los suizos desmienten todos sus estereotipos adjudicados como tranquilos, aburridos y respetuosos con las normas dando finalmente rienda suelta a todos los placeres en un día en que todos se olvidan de los tabues.

Suiza Zurich

5 lugares que te han enamorado de Zurich.

El lago es uno de mis lugares preferidos, regala tanta paz y tranquilidad. Me gusta particularmente en verano, cuando uno puede tomar el sol y bañarse, pero también en invierno tiene algo de misterioso y majestuoso, cuando está cubierto de esa capa de niebla. Fuera de la ciudad nos encontramos automáticamente en el campo y muy cerca de la montaña: hay lugares preciosos, dónde no parece estar en medio de la naturaleza sino en un enorme jardín, tanto los prados, los bosques y las casas están cuidados y ordenados. La panorámica de las cumbres nevadas de las montaña te deja sin aliento, convirtiendo el trekking en uno de los pasatiempos más amados por los suizos. Otro lugar que adoro es la pastelería Sprungli, que es la parte más artesanal de la Lindt. El chocolate que se come te deja verdaderamente sin palabras.

¿Cómo es el carácter de los suizos?

Debo reconocer que no conozco muchos suizos, y quizá esta sea ya una respuesta. El hecho es que en el trabajo me encuentro en un ambiente extrañamente internacional y también fuera de la oficina mis amigos son todos extranjeros. Se sabe que es mucho más fácil crear lazos de unión con personas que no se encuentran en su propia ciudad: quién vive aquí desde siempre tiene ya un grupo de amigos, sus lugares de encuentro, su acotado entorno dónde es muy difícil entrar. En general, del poco contacto que he tenido con suizos, les considero muy gentiles y educados, pero un poco fríos. Son muy organizados y no tienen problemas a la hora de echarte una mano, pero es difícil entrar realmente en contacto con ellos y crear una verdadera relación. Se podría decir que son todos super activos, hacen mil cosas (deporte, cursos…) por tanto, es complicado que tengan tiempo para otras personas. Sin embargo, no quiero decir que mi juicio sea definitivo. Por ejemplo, tengo un compañero de trabajo en mi grupo, que es muy simpático y me encuentro muy a gusto con él, por ello creo que sólo debo encontrar la manera justa de acercarme a los suizos y seguramente también entre ellos descubriré grandes personas y buenos amigos.

¿Qué hubiera ocurrido si te hubieras quedado en Italia después de acabar la Universidad?

Difícil de decir. Probablemente no habría continuado con el doctorado visto que no tenía intención de pasar un año de mi vida esperando unas oposiciones, en las que el resultado en Italia puede resultar siempre falcilmente manipulado. Hubiera seguramente buscado trabajo en alguna empresa de la ciudad o lo más posible en Milán dónde se concentra la mayor parte de las sociedades que se ocupan de informática en Italia.  Me hubiera tenído que conformar con un sueldo de “recién licenciado italiano”, probablemente con un contrato a tiempo determinado y quién sabe por cuánto tiempo hubiera estado obligado a estar en casa de papa y mama, visto que mis recursos económicos no me hubieran permitido vivir solo. En definitiva, no se que prospectivas de carrera hubiera tenido por delante, en empresas dónde a menudo se escala posiciones más por los contactos que por el mérito propio.

¿Te has arrepentido alguna vez de haber cambiado “el rumbo de tu vida”?

Cierto, he tenido momentos difíciles. Dejar a los amigos y a la gente querída y trasladarse a una nueva ciudad no es siempre fácil. Hay épocas, en que se tiene alguna dificultad en el trabajo o con las nuevas personas que has conocido, y entonces a veces uno se siente un poco solo y fuera de lugar, preguntandose si no hubiera sido mejor tomarse la vida de una manera más cómoda, quedarse en casa y conformarse con lo que uno tenía. A veces volvemos la vista atrás con nostálgia hacia aquello que hemos dejado, aquello a lo que hemos tenido que renunciar y nos preguntanmos si vale la pena. Creo que es una cosa que pasa a todos.

En cambio, ¿qué volverías a hacer, que no cambiarías de tu elección?

Afortunadamente, se trata de momentos pasajeros, porque después uno se acuerda de todas las personas nuevas que ha conocido, los maravillosos lugares que ha visitado y todas las experiencias que ha vivido y que le han hecho enriquecerse como persona. De un modo particular, cuando comparando la vida que he podido hacer con aquella de mis padres, me doy cuenta de como sus sacrificios han hecho posible que yo hiciera más cosas, que a lo mejor también ellos hubieran deseado hacer pero no han podido permitirse. Pienso que no cambiaría nada de lo que he hecho, y que si volviera hacia atrás haría exactamente las mismas cosas que me han abierto las puertas y ofrecido ocasiones que no hubiera nunca imaginado poder tener.

Silvio Valenti Suiza Zúrich

¿Cómo te ves en 10 años?

Esta me parece una de aquella preguntas que te hacen en las entrevistas de trabajo: “¿Cómo se imagina usted en 8 años?”. Nunca he encontrado una buena respuesta a este tipo de preguntas, y estoy muy contento que en Google no me la hayan hecho. Si pienso dónde me encontraba hace 10 años, nunca hubiera imaginado estar dónde estoy ahora, por eso me resulta muy difícil preveer que será de mi en un futuro. No se si me gustaría quedarme en Suiza para toda la vida. Es cierto que se vive muy bien aquí: todo está ordenado y funciona, la naturaleza pura (o casi) está detrás de la puerta de casa. Pero la gente y el clima un poco fríos son cosas que a la larga podrían llegar a cansarme y hacerme cambiar de opinión. Google desde este punto de vista, siendo una multinacional con presencia en toda Europa, ofrece muchas posibilidades. Mi sueño sería vivir en una ciudad con el clima más moderado, posiblemente cerca del mar: por no ir muy lejos me gustaría muchísimo vivir en Barcelona. Uno de mis sueños sería abrir un restaurante en una playa tranquila y calurosa: quién sabe, a lo mejor un día me cansaré completamente de los ordenadores y me embarcaré en un nuevo proyecto. Por otra parte es necesario mirarse al espejo y pensar que en 10 años tendré 40 e igual será il momento de pensar en formar una familia, tener hijos. Resultará más complicado melodear de un lugar a otro como he venido haciendo hasta ahora. Digamos que por el momento busco no pensar demasiado.

París se conoce como la ciudad del amor… ¿tu cómo la has vivido?

Eh, París… Hemingway decía que si tenías la suerte de vivir en París de joven, entonces la ciudad permanecerá por siempre en el corazón. No puedo hacer otra cosa que confirmar lo dicho por él. Este es el motivo por el cuál vuelvo a menudo y con mucho gusto, y en cuanto a lo que he dicho antes sobre los lugares de mar,¡no me disgustaría en absoluto volver a vivir allí! Podría escribir un libro con aquello que he vivido en París, buscaré ser lo más sintético posible, pero seguramente omitiré muchas cosas importantes, espero que nadie ni la mismísima París me lo tengan en cuenta. La ciudad es verdaderamente preciosa: basta adentrarse en sus calles para disfrutar de la belleza de cada uno de sus rincones. Y esto no ocurre solo en los clásicos lugares turísticos; Tour Eiffel, Louvre, Champs Elisées, que son obviamente majestuosos y muy bonitos. Las cosas más bonitas en París se descubren cuando se tiene tiempo para perderse en los diferentes barrios, en las callecillas menos conocidas, detrás de Mont Martre, en Buttes aux Cailles o a lo largo del Canal Saint Martin.

He vivido estos años (casi 4) muy intensamente en París, haciendo la vida de estudiante entre fiestas y vida nocturna. En París siempre hay mil cosas por hacer, infinidad de representaciones teatrales, miles de conciertos, estrenos de peliculas, veladas únicas. Personas de todas las partes del mundo vienen a pasar un tiempo en París, para gozar de una experiencia de vida, para aprender el idioma, para vivir en la ciudad que ha inspirado tantos artístas y de quiénes entre otras cosas, se han enamorado. Y para entender el porqué, basta pasear en verano, cuando no llueve, de noche a la orilla del Sena, con todas las luces de la ciudad, los puentes iluminados, las serenas aguas del Sena dónde navega tranquilamente un Bateaux Mouche. Si se sale una noche con una chica, se comprende porque la llaman la ciudad del amor: no es complicado encontrar un sitio adecuado para una cita romántica y un lugar así de maravilloso no es dificil suscitar este sentimiento.

Silvio Valenti Paris Zúrich

Para la gastronomía es importante estar atentos: Francia es conocida por sus vinos y su cocina y debo admitir que tiene auténticas exquisiteces, pero París, con todos los turístas que hay, está llena de trampas. Es necesario conocer un poco para no caer en el engaño y para saber a qué sitios ir, dónde encontrar de verdad una buena cocina francesa. En cuanto a la gente, tengo que reconocer que me he relacionado más con extranjeros que con franceses. Al principio el problema era un poco el idioma, pero después me he encontrado con el hecho de que los parisinos tienen ya su propio grupo de amigos dónde es difícil entrar. En todo caso, debo confirmar el estereotipo que tacha a los parisinos de snob, siempre con prisa y poco amables. Pero si la media es un poco desconfortable, entre ellos se encuentran también grandes personas con quiénes he creado buenas relaciones. Saber francés es una condición absolutamente necesaria para poder entrar en contacto con ellos, al menos por mi experiencia. La vida en París me ha cambiado profundamente: he conocido tantas personas diferentes, de todos los lugares del mundo, vivido tantas historias, experiementado cosas buenas y no tan buenas que llevaré conmigo siempre.

Para contactar con Silvio:

silvio.valenti@gmail.com

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